la luna de mérida nº 12
Índice:
MIGUEL A. CASTRO. Portada
DANIEL CASADO, Tabula Rasa
VICTOR M. DÍEZ. La letra en la sangre entra. Caligrafía
ENRIQUE GARCÍA FUENTES. Evocabulario
LUIS SÁEZ DELGADO. Alfabetos. Tatuajes
RAMÓN SANTANA. Alfabetos
JESÚS URCELOY. Abecedario
Láminas:
Miguel A. Castro, Mikelo
Luis Ledo
Javier Fernández de Molina
Juan Carlos Núñez Crespo
José Manuel González
Pedro Gato
Celipe
Os presentamos en este nuevo número de La Luna de Mérida una serie de alfabetos literarios y ornamentales. La única premisa que se les sugirió a los autores fue que tanto escritores como artistas gráficos reflexionaran sobre nuestro alfabeto para ver qué sucedía. Como veréis, el resultado fue tan diverso como homogéneo en algunos aspectos.
No hemos dedicado un apartado a alfabetos con grafías diferentes a la nuestra; y no por no ser tentadores, sino por falta de espacio como sin duda intuirá el lector. Sin embargo, dicho y escrito queda para una próxima publicación que espero no se demore en demasía.
Comprobaréis que algunas letras son lugares comunes para estos poetas. Y ya no sé si se trata de la impericia del editor a la hora de explicar a los autores qué era lo que realmente quería de ellos, o que, en efecto, las letras no dejan de ser sino “lugares comunes” para todos nosotros. Quizás ahora va a resultar cierto que la letra con sangre entra, o que “la letra en la sangre entra” (Víctor M. Díez); y que nos entró tan dentro que no podemos desprendernos de ella sin que se nos vea un poco el espíritu. Porque, seguramente, si echáis la vista atrás y pensáis en nuestros primeros maestros, recordaréis que aquellas primeras lecciones contenían auténticos tratados de filosofía, de literatura e incluso de sociología. Es una lástima que entonces no comprendiéramos por qué había unas letras más amables que otras; o la rebeldía de algunas vocales por no querer presentarse sino en grupo ante la rotundidad de esas consonantes acaparadoras y altivas.
En todo caso, ahora os toca a vosotros -lectores- este ejercicio de reflexión sobre nuestras letras. No digo más. Probadlo, y ya me contaréis.