Reseña de Alonso Guerrero sobre el libro de relatos Lo que piensan los hombres bajo el agua de Marino González Montero

 Marino ha esbozado, en Lo que piensan los hombres bajo el agua, un adelanto del tiempo que empieza a tocarnos vivir, por eso no parece arriesgado afirmar que ha inaugurado un nuevo género narrativo: el de lo perdido. No es que anteriormente no haya habido pérdida, o nostalgia, en la literatura, incluso en Proust, pero los personajes que aparecen en Lo que piensan los hombres bajo el agua sienten una nostalgia que no saben cómo manejar (al contrario que Proust, por ejemplo), e inaugura una generación de perdedores. Cada microrrelato plantea una tristeza con la que tendremos que convivir, que nos aguarda. No depende de la edad, no se trata de una forma de ver el mundo que haya que atribuir a los jubilados, o a los actuales adolescentes -los más aburridos, los más malévolos y débiles de la historia-, o a los bendecidos o maltratados por el dinero o, mejor aún, por el trabajo. No se trata de los personajes, se trata del propio mundo. Se nos ha escapado de las manos, nos lo han quitado, aunque Marino González finja que son sus personajes los únicos desposeídos. El supermercado, la piscina, los bares y el trabajo se han convertido en estructuras vitales, en infiernos sobre los que hemos creado la ilusión de que se puede salir. Marino define muy bien el mundo en que hemos empezado a vivir, fabricado por la tecnología y con una ley que pronto firmará la inteligencia artificial: un mundo sin revoluciones. Hemos perdido esa iniciativa. Sólo nos queda una plegaria: la que recemos para dar gracias por no pertenecer a los que aún no han conseguido su tajada de este tártaro implacable. Elegid el microrrelato que más os guste, y robad el traje a su protagonista. Ni siquiera vais a poder decir que es el vuestro.

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